Ridin' High

Salgo tropezándome del departamento despeinado, desfajado y con una corbata mal puesta. Escupo lo que queda del cigarro de mi boca porque mis manos estan ocupadas con cuadernos, un paraguas y llaves. Esta lloviendo a lo pendejo.

Camino hacia la salida del complejo de departamentos y le hago señales a un taxi que inmediatamente se detiene.

"Buenos días, jefe" saludo y le doy la dirección.

Ahí me doy cuenta.

El taxi huele a mota. El taxista trae los ojos rojos y cerraditos.

Prefiero no decir nada y sigo leyendo mis notas para el examen que en 15 minutos voy a presentar.

Un segundo estoy leyendo, el siguiente estoy embarrado al asiento delantero del Tsuru.

Un arbol había detenido nuestro camino.

El golpe no fue duro, ya ibamos a baja velocidad por las calles chicas cerca de la escuela.

"Estas bien?" le pregunto al taxista.

No me contesta pero me mira con pánico en los ojos.

"No pasó nada, estas bien" digo en voz alta, pero lo digo para mi.

Ya no llueve.

El taxista se baja del Tsuru y empieza a vomitar. No es para tanto, pienso.

Prendo un cigarro y por impulso, prendo el taxi, pongo reversa y lo separo del arbol para medio-estacionarlo

El taxista sigue vomitando de rodillas. Bueno, no esta vomitando, hace todo el gesto -dragonazo incluido- pero nada sale de su boca.

Es un guey de mediana estatura, moreno y muy flaco, en sus últimos veintitantos.

"Sale" le grito y empiezo a caminar las últimas dos cuadras antes de llegar a la escuela, sin pagar y olvidando mi paraguas.

Ni me volteó a ver.