Puñetas en Público

Masturbándose en público desde junio del 2004.

viernes, junio 09, 2006

Razorblade


Mis supuestos amigos me dejaron abandonado. Estoy en el lugar en el que estacionarían los automóviles si la casa estuviera habitada. Tengo 13 años. Estoy flaquito, narizón y muy muy pecoso.

Los dos personajes frente a mi, son celebridades en la Secundaria Federal No. 5. Un pinche gordo de 15 años de el doble de mi tamaño. El otro es solo su sidekick. El tipo odioso que solo anda tratando de que el gordo golpee, maltrate y se enoje con otras personas.

Intento dialogar con el sidekick (el es lo mas cercano a "cerebro" que hay entre estos dos individuos), pero a la segunda palabra estoy viendo todo horizontalmente desde la arena con la que siguen construyendo la casa frente a la que estábamos. Me dejó en el suelo de un chingazo.

"Ya güey, yo no les hice nada" digo con la voz que sale de una quijada muy golpeada e hinchada.

"Dame un beso en los zapatos y te vamos a dejar ir" me dice el sidekick.

No contesté nada. No dije nada. No iba a besar sus pinches zapatos. Solo tomé la instintiva posición fetal y recibí un sin fin de chingazos.

Pasó un mes. De vez en cuando pasaban ellos dos frente a mi casa. No se si me buscaban para molestarme, no se si solo cruzaban por ahí, pero yo no salí de mi casa casi durante un mes.

Pero solo un mes.

Aterrado. Encerrado. Harto. Humillado. Un hombre, aunque este morrito, tiene sus pinches límites. Ese fue el mío. Click. Snap. Como quieran ponerle al momento en el que el que el que la olla de presión deja toda la comida en el techo.

Pasó el sidekick. Solo. Solo. Solo.

Caminé detras de él muy lentamente y lo mas en silencio que pude. Cuando estuvo a mi alcance brinqué sobre su espalda y cuello. Nunca supo de donde salí.

La navaja de razurar, estaba encajandose un poco en su cuello. Empezó a tratar de quitarme de encima, pero eso solo logró que la navaja lo cortara mas.

"No te sigas moviendo, te va a cortar mas" le dije mientras me golpeaba en la cabeza a ciegas. The razorblade went in a little, just a little bit further. Ya habia sangre como para asustar a unos niños de nuestra edad, pero yo me aferré como si no hubiera mañana.

Un grito de lo mas afeminado y el que dejara de luchar, me dijo que todo estaba a mi favor.

"No te muevas, no respires hijo de tu reputisima madre" le dije contodo el odio del mundo. Me asusté.

"Se que tu y el pinche gordo de mierda me pueden partir la madre una y mil veces, pero no estan locos como yo" dije lleno de rabia.

"Tu cuello esta sangrando, no es una herida gacha porque no he querido, así de mierda e insignificante me hiciste sentir cuando me partieron la madre tu y el gordo" le dije, sin saber de donde salían esas palabras. "Te puedo quitar tu pinche vida de mierda en los próximos segundos" e inmediatamente presioné mas la navaja sobre su cuello. No era mi intención hacerlo.

"Ya güey" me dijo y empezó a llorar. "Me esta saliendo sangre güey".

"Yo no soy un pinche abusón como tu, yo soy un cabrón al que hicieron encabronar y no ando en pleitos para divertirme, estoy loco a la verga y si me veo obligado, que me metan al bote, me vale puritita verga". Verga. Verga. Verga.

Me solté de su espalda, al mismo tiempo que le pasé la navaja por un lado de la espalda, cortándole la camiseta. Nunca supe si también le corté la piel. Corrí. Huí. Pero vencedor, su llanto y sus sollozos me lo dijeron.

Estuve esperando que llegara con sus papas. Que llegara a mi casa con unos policías por mi. Nunca sucedió. No lo volví a ver en mi vida.

Todavía guardo esa navaja como una de mis posesiones mas preciadas.

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