Puñetas en Público

Masturbándose en público desde junio del 2004.

jueves, febrero 03, 2005

Modern Morbid Prophecies

Regresan al piso, y él apenas puede caminar. Enfocar la vista es un privilegio que abandonó hace horas, gracias a la botella de J&B que sostiene en su mano derecha. Él le dice J&B, ella le dice jotabé. Ella piensa que él es sofisticado por llamarle así al whisky. Él piensa que ella una naca estúpida, pero esto no tiene nada que ver con el whisky.

Él entra al aseo, antes le llamaba baño, pero ahora le llama aseo por comodidad.

"¿Que mierda estas haciendo, pendejo?" le dice a la silueta borrosa en el espejo.

Sale del baño, porque ya anda muy borracho para llamarle aseo, nota que ella ha puesto un disco de Thievery Corporation que en otras ocasiones ha calificado como sexy. También nota que ella esta en su cuarto. Esto no va a terminar bien.

Él observa como ella esta en ropa interior y recostada en la posición mas sensual que su ebria falta de gracia le permite, tiene sus ojos cerrados. Aprovecha la única oportunidad para que la noche termine sin víctimas y tratar de dormir un poco, pero en cuanto toca la cama, ella despierta e intenta besarlo.

“Necesito dormir, tengo cosas que hacer mañana muy temprano” dice él sin tratar de ocultar su mentira.

“Eres un pésimo mentiroso, mañana es domingo” le contesta.

“¿Que tengo que hacer para que te vayas?”

“Pero, es que ¿que te ha pasao?” se nota la angustia en su voz.

“Es un compló” dice al acordarse del Peje y estallar en carcajadas. Siempre que esta nervioso, se acuerda de cosas estúpidas para aliviar estrés.

“Que te digo que me contestes, idiota” dice ella con enojo y frustración.

“Por favor, ve a dormir a tu casa” le dice calmado.

“Pero es que, ¿que te ha pasado? En el bar andabas feliz, cantando, bailando, yo que se. Es alguien más, ¿verdad? Así son todos los hombres. ¡Cabrón...cabrones! ¡No me iré de aquí hasta que me expliques que coños pasa!”

Él bebe por última vez de la botella de J&B y vacía el resto, que no era mucho, en la cabeza de ella. Se odia por hacer esto, pero sabe que es la única manera aparte de sacarla a empujones, por lo menos la única manera en la que su ebriedad le permite pensar.

Se sienta en la silla del balcón después de recibir unas cuantas bofetadas e insultos y escucha como algunas cosas se rompen, pero siente cierto alivio al escuchar que ella no destruyó su cd player, ya que se sigue escuchando Thievery.

El aire de la noche le hace recobrar un poco de cordura. Queda todavía una hora de oscuridad, y lo único que se puede hacer a esta hora después de una borrachera, a solas, es o dormir o extrañar a quien se tiene en el corazón. Él solo pudo hacer lo segundo.

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