Sin Pantalones

Entre mis tantas vueltas de esa mañana, regresé a medio día a casa, a hacer un pit-stop para aliviar mis necesidades caquísticas. De esas veces que apenas estacionas el carro, se te caen las llaves y dudas si el agacharse por ellas es una buena idea, para posteriormente apretar los cachetes y entrar como se pueda a la casa.

Ya sentado, reinando en ese pequeño cuarto donde todos somos reyes (o reinas) durante los minutos en los que liberamos todo aquello que debe ser liberado, mi familia empieza con sus cosas.

"Oye, necesito que vayas a bla-bla-bla, le dejes bla-bla-bla abuelita y luego bla-bla-bla" dice mi señora madre, mientras yo trato de ignorarla.

Llega mi hermana y toca la puerta del baño.

"Necesito usar el carro porque bla-bla-bla" bloqueo sus palabras. No quiero oirla. Me pongo a pensar en otras cosas.

"Déjenme en paz" digo calmadamente, lo cual me sorprende, normalmente hubiera mentado madres.

"Bla-bla-bla bla y luego vas a bla-bla-bla" siguen las dos junto a la puerta del baño. "¿Donde estan las llaves? bla-bla-bla-bla".

"Carajo, déjenme en paz por favor, ahorita voy" insisto un poco mas irritado.

"Es que me tengo que ir ya" dice una. "Necesito que vayas ya por eso" dice la otra.

"¿Si se dan cuenta de que un cerote esta saliendo de mi culo al mismo tiempo que me estan hablando y haciéndome hablar?" dije enojado.

No me volvieron a molestar.