Every day is like sunday

Te despiertas y ves tu techo. La única diferencia entre el techo que recuerdas y el de hoy, es un poco de pintura resquebrajada.

El bulto que estabas abrazando durante toda la noche es solo una almohada que ni siquiera sabe decir "buenos días".

Tienes que hacer lo que haces todos los días una vez mas. Con la misma cara. Con la misma disposición. Sin desayunar porque ya es tarde.

Te asomas por la ventana, y no hay ningun skyline hermoso que te inspire, no hay aroma a mar, no hay un bosque cercano que te invite a perderte. Solo 30 grados Celcius y subiendo te esperan afuera.

Tus últimos mensajes de texto, los cuales no has contestado, son insultos.

La última persona que decía sentir algo por ti te quiere muerto.

La última llamada que recibiste fue para confirmar una cita con tu doctor.

El calendario te dice que es 12 de junio. Ya pasó la mitad del año y no has hecho nada productivo.

Tratas de relajarte y de hacerte sentir mejor a ti mismo, diciéndote que esta noche invitarás a salir a esa chica que ya te ha bateado algunas veces. Justo lo que necesitas, que te manden a la verga una vez mas para sentirte mejor.

Acéptalo. Esta fuera de tu liga, es muy bonita.

Aquella otra también, es muy inteligente y brillante, piensa que eres un airhead. Fuera de tu liga.

Y no tienes el suficiente dinero para salir con aquella otra, por lo que también queda fuera de tu liga.

Dejas de pensar en mujeres.

Tienes treinta pesos en la bolsa (esa era tu semana) pero se los das al tipo para que te los ponga de gasolina. Ya había prendido el foquito rojo.

Vomitas. No hay problema, ya tienes cita programada con el doctor y traes Scope en una botellita en el carro.

Llegas a la oficina. Odias messenger. Hace mucho tiempo no recibes un e-mail que no te diga que necesitas pildoras para hacer crecer tu pito, píldoras para coger por mas tiempo o ya de plano servicios de citas.

Te esfuerzas por dejar tus fantasías de violencia extrema, solo como eso, fantasías.

Te resignas a que el highlight de tu día va a ser llegar en la noche a tu casa después de trabajar y ver "Manhattan" de Woody Allen, por vez número no se que chingados con esa botella de vino que tienes guardada de hace rato.

Te sientas frente a un teclado y escribes lo que sientes. Tu, el poeta tràgico. El dramaturgo en su sufrimiento. El artista en su tormenta. El escritor maldito.

Solo te deprimes al leerte y ver que eres un puñetero haciendo un berrinche y quejándose de lo que esta condenado a repetir a diario.