Puñetas en Público

Masturbándose en público desde junio del 2004.

miércoles, julio 05, 2006

Un culo

Hubo dificultades técnicas con el automovil, así que tuve que caminar a la oficina en el sol culero de las 3:30.

En la esquina de Reforma y Veracruz, ya empapado de sudor despues de haber caminado 15 minutos, veo un pick-up con tres albañiles en la parte de atras. Poncho en medio de ellos.

Conocí a Poncho cuando el trabajó en la remodelación de la casa de mis padres, mas o menos en el 89. Yo salía y me ponía a ver como trabajaban los albañiles y él, junto con Don José "el maistro" y el Ray, me explicaban todo su oficio.

Después de 17 años, Poncho me habla:

"¿Eres el marcotulio?" me pregunta.

"¡Poncho! ¿Como te va?" le respondo.

"¿A donde vas, loco?" me grita. "Súbete, súbete". Le hice caso y me acomodé entre los otros albañiles, con mis zapatitos de abogado, camisa formal y pantalón de vestir, aunque igual de sudoroso y oloroso que todos. Le pedí que me dejaran cerca del hospital Chavez.

"Mira Orencio, a este socio lo conocí de chavalillo, una vez que estuve chambeando en su casa" le dijo a uno de los otros pasajeros.

El pick-up, un RAM Prospector de finales de los ochentas, iba completamente sin prisa, lo que nos dió mucho tiempo para las pláticas de que has hecho, como estas, como te va y todas esas cosas que la gente normalmente pregunta en automático. Todo esto con una caguama rolando entre todos.

En una de las tantas calles que pasábamos, crúzase una señorita medio naca con un trasero exageradísimo. Era increible. Incitaba a tocarlo. A imaginarse rebotando en él. A aventarle objetos y ver como reaccionaba.

Encima de eso, la chica usaba pantalones nacos, de esos que no tienen bolsas atras y tienen un chingo de zippers en todos lados, esto hacía la vista mas grotesca y exageraba la curvatura de las ya muy prominentes sentaderas.

No pude evitar seguirla con la mirada y con la cabeza.

"A la verga" fue lo único que pude decir.

" 'magínatesse culito, que tan calientito y sudado está con este calor y ese caminadito" dijo el tal Orencio.

Todos nos reimos del comentario.

" 'tonces no eres putito" me dice Poncho.

"Nel" le digo. "¿Por?".

"Los lentes" me dice, señalando mis lentes de mujer.

"Hacen el paro" le contesté.

El resto del camino seguimos platicando sobre el culo de la morra y rolando la caguama.

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