Naive Drugdealer
Me dijeron donde quedaba el lugar y llegué en chinga. El dude se llama Jesus, así que me bajo y saludo "Hola Chuy" al guey que abre la puerta antes de que pudiera tocarla.
"Salí en chinga porque no reconocí el carro ni te reconocí a ti" me dijo con la quijada muy jodida de, probablemente, perico. A huevo que no me reconoce, a huevo que no reconoce mi carro. Es la primera vez que vengo a comprar.
"Dame un cincuenta, Chuy" le ordeno con una autoridad nada parecida al temor que siento.
Entro a la casa y esta un tipo destruido y problematizado en un sillón. La casa apesta a Hermosillo viejo y abandonado. Parecía que alguien había tratado de hacer de esa pocilga un lugar habitable en los setentas (ya saben, decoración rural Hermosillense setentosa) pero no lo logró y nunca mas lo volvió a intentar. No había puertas, ventanas o paredes que bloquearan el acceso al patio.
Me pasaron a una cocina obscura que me recordó a un comedor de rancho, pero sin los toques de feminidad über-religiosa que le da casi siempre la esposa de un vaquero a un comedor así.
Un mantel de vinil con estampado floreado en azul, amarillo y rojo cubría la mesa que estaba llena de mota.
"Repórtalo, loco, la última vez estaba muy piratón" le digo fingiendo todavía tener un par de huevos colgando entre mis piernas, cuando en realidad se retiraron en el momento que vi algo que parece ser un chivo o un perro muerto colgando de una viga en la parte de atras de la casa. No tenía piel, y bien podía ser un chivito sin cuernos y muy dientón o un perro muy deforme.
"Sale loco, gracias" dije sin ganas y me fuí del lugar.
"Salí en chinga porque no reconocí el carro ni te reconocí a ti" me dijo con la quijada muy jodida de, probablemente, perico. A huevo que no me reconoce, a huevo que no reconoce mi carro. Es la primera vez que vengo a comprar.
"Dame un cincuenta, Chuy" le ordeno con una autoridad nada parecida al temor que siento.
Entro a la casa y esta un tipo destruido y problematizado en un sillón. La casa apesta a Hermosillo viejo y abandonado. Parecía que alguien había tratado de hacer de esa pocilga un lugar habitable en los setentas (ya saben, decoración rural Hermosillense setentosa) pero no lo logró y nunca mas lo volvió a intentar. No había puertas, ventanas o paredes que bloquearan el acceso al patio.
Me pasaron a una cocina obscura que me recordó a un comedor de rancho, pero sin los toques de feminidad über-religiosa que le da casi siempre la esposa de un vaquero a un comedor así.
Un mantel de vinil con estampado floreado en azul, amarillo y rojo cubría la mesa que estaba llena de mota.
"Repórtalo, loco, la última vez estaba muy piratón" le digo fingiendo todavía tener un par de huevos colgando entre mis piernas, cuando en realidad se retiraron en el momento que vi algo que parece ser un chivo o un perro muerto colgando de una viga en la parte de atras de la casa. No tenía piel, y bien podía ser un chivito sin cuernos y muy dientón o un perro muy deforme.
"Sale loco, gracias" dije sin ganas y me fuí del lugar.
3 Comments:
At 3:46 p.m., octubre 20, 2004, Mayoli said…
gguusshh! asi todo como en sepia me imagine!
Saludos!
At 6:32 p.m., octubre 20, 2004, El Fabo said…
disculpa la pregunta era blanca o verde????
At 2:57 a.m., diciembre 02, 2004, salaverga said…
puta creo que yo una vez fui a esa madre pero a comprar tacos de carne asada
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