Puñetas en Público

Masturbándose en público desde junio del 2004.

viernes, septiembre 09, 2005

Esas cosas no pasan (parte II)

Mi familia estaba en Puebla, mi padre iba a estar ocupado todo el día y yo no quería quedarme en la ciudad. Era un día muy nublado, con una brisa que te invitaba a acompañarla cada vez que te tocaba la cara, te invitaba a moverte, a correr, a huir. Risueño que soy, junto con el día haciéndome cosquillas, no tuve mas opción que empacar y buscar la manera de salir de la ciudad.

Solo un billete de veinte pesos poblaba mi cartera, por lo que si quería salir tendría que pedir raite. Abrí mi mochila y dentro puse un sacacorchos, una botella de vino de treinta pesos, un libro, mi discman con unas pilas que máximo me durarían 3 horas y un disco de los explosions in the sky. Revisé un cajón de la cocina, donde encontré una moneda de cinco pesos: lo necesario para el camión.

Decidí ir al Norte porque parecía estar mas nublado hacia allá. Un multirutas me dejó en la salida de la ciudad y ahí empecé a caminar, levantando mi pulgar a pick-ups, trailers y carros que consideraba con posibilidades de que me dieran raite. Despues de media hora, se detuvo un trailer.

"¿Que rumbo shevás?" me pregunta el conductor rubio con un acento argentino.

"Voy al norte" le contesté "¿usted hasta donde sube?".

"Sho cruzo la frontera" me dice.

"Yo me bajo en Magdalena".

"Bien, subí, subí" me apresura "me shamo Ehsteban".

"Mucho gusto" le doy la mano y nos quedamos en silencio.

"Oye, te agradezco el raite, pero no te voy a chupar nada, ni hacer ningun favor de ese tipo"

El argentino se ríe de esto y empezamos a platicar sobre su trabajo y mi trabajo. Despues me pregunta si me gusta el vino, porque a el le encanta y quiere tomar uno antes de entrar a Estados Unidos. Traté de sacar mi botella de vino barato, pero me dijo que la guardara para el regreso, que él estaba guardando una botella desde que salió dea su tierra.

Era un Nicolas Catena. Fue ahí cuando me di cuenta de que las cortinas del trailer eran del típico pattern de Burberry. Los interiores eran de piel de gamuza. La música venía de un iPod. Carajo, estábamos escuchando New Order y no me había dado cuenta.

"Esto es demasiado no-chofer-de-trailer" le dije. "¿Que carajos transportas que te deja lana para estas cosas?" dije entre risas, pero luego me di cuenta del error al ya saber yo la respuesta.

Traté de disculparme por la pregunta, pero no me contestó, solo me pasó un joint.

"Antes de tomar vino, estos son lo mejor".

Ehsteban era marica. Tomaba mucho vino. Se iba a comprar una PowerBook en Chicago. Había manejado un trailer de Mar del Plata hasta Chiapas, ahí cambió de caja-remolque y la llevó hasta Guadalajara, ahí cambió de nuevo y la llevó hasta Hermosillo. Ahí cambió a otra caja y ahí me encontró. Me dijo que no me lo tomara personal, pero que también me levantó para verse menos sospechoso.

Yo no me enteré de nada de eso hasta despues del retén de Benjamin Gil, por lo que no me puse nervioso, aunque si me pareció raro cuando nos dejaron pasar sin inspección.

Cuando le pregunté como le hacía para cruzar al norte sin ser detectado, me dijo que yo no quería saber.

Le dije que no era nada parecido a lo que yo me imaginaba que era un chofer de un trailer. El solo me dijo que así me va a pasar con todos los estereotipos que tengo en mi cabeza. Me hizo que le prometiera que iba a hacer todo lo posible por destruir esos estereotipos.

No entró a Magdalena, por lo que me bajé en Imuris. Desde arriba, en su cabina, me gritó que esperara. Aventó por la ventana un libro de David Hume.

"Para tu camino", me dijo.

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