Fernanda

Llegué medio pedo a la casa y me senté afuera a ver la luna y las estrellas. Pinche ciudad no deja ver bien, pero algo es algo. El cielo me hizo pensar en lo lejos que esta cada una de las luces que veo. Cosas infinitas, eternidad, por los siglos de los siglos and all that crap.

El año pasado me acuerdo haber visto en las noticias que el Voyager uno ya iba a 13.5 billones de kilometros de la tierra. Un pedazo de metal que los humanos mandamos a ensuciar rincones del universo que jamas habíamos ensuciado.

Ahi fue cuando me acordé y entre corriendo a mi cuarto, a la computadora. Busqué mi nombre completo en Google para ver que encontraba, y si, encontré lo que buscaba: el tercer hit de google es la página de la misión Stardust.

La misión Stardust se lanzó en 1999 con el objetivo de recolectar polvo de un cometa, lo cual hizo en enero del 2004 y regresará a la tierra en exactamente 500 días y 21 horas, el 15 de Enero del 2006.

Busqué inmediatamente despues el nombre completo de Fernanda en Google. Fue el único hit. Ahi estaban nuestros dos nombres.

En Agosto de 1998 yo estaba perdidamente enamorado de Fernanda. Viví muchísimas cosas con ella, eramos cómplices en todo, cada día era una aventura. Puro rocanrol sin adulterar.

Ella se fué a vivir a un pueblito de Maryland. Me quise morir. Despues de unos días mi deseo de muerte se convirtió en una obsesión por encontrar la manera de conmemorar mi amor por ella para siempre. Las flores se marchitan. Los regalos se olvidan. Los tatuajes se pueden borrar con laser.

Uno de esos días de Agosto de 1998, me encontré la página de la misión Stardust. Aparte de recoger polvo de un cometa, esta misión llevaría los nombres de mas de un millón de personas grabados en un microchip, el cual quedaría flotando por los siglos de los siglos por en el espacio en el cuerpo de la nave.

Esa fue suficiente eternidad para conmemorar mi interminable amor por Fernanda. Registre mi nombre junto con el de ella para que viajaran juntos por el infinito espacio por el resto del tiempo.

Mi nombre apareció en la V de Valencia y el de ella en la C por su apellido. Hasta ahí llegó mi "vagando juntos por el infinito hacia la eternidad".

Como siempre pasa, el amor entre yo y Fernanda, terminó. Así pasa. Esto, eso, aquello, ya saben.

Pero bueno, fue mi primer gran amor, de esos que te hacen entregar un pedazo de ti y que cuando te enamoras ya de otra chica y le entregas el corazón, no se lo entregas completo porque ese pedacito pequeño ya no es tuyo para darlo.

De cierta manera me consuela saber que, aunque Fernanda vaya en la C y yo en la V, siempre estaremos a unas cuantas letras de distancia por toda la eternidad.