Puñetas en Público

Masturbándose en público desde junio del 2004.

viernes, diciembre 10, 2004

Cantina "Los Compas"

No me gustaba Nogales y menos me gustaba la cantina, pero era el único abierto tan temprano así que tuve que entrar.

El olor a cheve azorrillada dió la primer patada, seguida del certero golpe del olor a miados de un canalito frente a la barra, donde un güey que probablemente no se ha ido desde ayer esta orinando en estos momentos.

"We don't serve gringos here" me dijo una voz muy parecid a la de Cheech Marin. "Puro México, güerito". Chaparro, prieto como la noche y pelo flat-top. Refeo el hijo de la chingada.

"¿Ssssssaonda loco? Soy de Hermosillo, güey" le dije de buen humor. "Dame una Negra Modelo, porfa". El solo se me quedó viendo.

Una silla de Corona me sirvió de asiento para una mesa de madera que hacía las funciones de testimonio del amor entre Victor y Raquel, Raul y Melisa, Elizabet y Cirilo. Las Lomas rifa. Puto. Puto. Puto. Verga. Puto. Miki puto.

"¡Carlos!" grita el compita del bar y desliza una botella de Corona recien abierta hacia el otro extremo de la barra. Ahí aparece Carlos de, fácil, dos metros de estatura e igual de prieto que el cantinero, vestido con una camiseta de Patti Smith que en algun momento fue negra, pero ahorita es de un gris muy verdoso. Usa falda, su pelo todavía trae Aquanet de ayer, sus labios estan blancos y partidos y tiene corrido el maquillaje de los ojos.

"Dame otra de estas" le dice Carlos al cantinero, se amarra un mandil y se toma de un largo trago la cerveza que estaba frente a él.

Carlos toma otra cerveza, la pone sobre una charola y se contonea hacia mi mesa. Pone frente a mi una Corona con una de las manos mas grandes que he visto en mi vida. El güey que estaba orinando en el canalito de la barra hace ratito, acaba de caer al suelo.

"Van a ser diez pesos, werito" me dice Carlos, tratando de hacer la voz como cuando Marilyn le cantó Happy Birthday a Jack.

Le pago los diez pesos y no me atrevo a decirle que yo pedí una Negra Modelo y no una Corona. Le doy un trago y esta tibia. Tampoco digo nada, solo me levanto y camino hacia afuera.

En la salida, volteo a dar una última mirada a la cantina y Carlos esta tomándose de un trago mi cerveza.

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